La pobreza conceptual del Hijo Tonto de Moyano

TOTAL TRANQUILIDAD: hay paro de camioneros pero sólo para desabastecer alimentos y energía. Los camiones que llevan Clarín y La Nación andan bien. 






Al Gordo Canchero, Pablo Moyano, se le salió la cadena. Cuando al Hijo Tonto de Moyano se le sale la cadena es que busca, digamos, persuadir: a los cadenazos. De cadenas está compuesto el precario discurso del Hijo Tonto de Moyano. Tanto las cadenas y los bastones y, lo único ligero que pueden cargar, las armas, están presentes para romper la CGT.
También están las cadenas, con preferencia inicial por radio Mitre, con las que, en vivo y en directo, desde sus propios estudios, el Gordo Canchero lanza sus amenazas diarias. Son cadenas comunicacionales que empiezan con el lenguaje primitivo del Gordo Canchero y terminan, en la otra punta del dial, con el Hijo Tonto convertido en prócer de la democracia y modelo publicitario: flaco, rubio, inteligente y con secundaria completa. Pero de una punta a la otra, el Gordo Canchero jamás dejó de ser el mismo que el flamante Hijo Tonto de Moyano.
Se trata, como en Chile en la preparación del clima anti Salvador Allende, de cortar las cadenas de abastecimiento. Como en Chile, con un paro de camioneros. Como en Chile, financiado desde el exterior. Acá, asombra, je, el silencio cómplice de las grandes cerealeras -las que pagan retenciones- y de las empresas petroleras. Son el único puñado de empresas, concentradas y extranjeras, a las que les conviene la patoteada del Hijo Tonto de Moyano. Como en Chile, hay cacerolazos en los barrios acomodados. Como en Chile durante el gobierno democrático de la Unidad Popular, la oligarquía apuesta al desabastecimiento, el mercado negro del dólar y de bienes y la inflación.
La ausencia de Cristina, programada, al igual que la de los presidentes de las naciones más importantes del país. Imposible no encontrar una cadena equivalencial, diría Laclau, el teórico brillante que está negado, sin embargo, para la poesía: equivalencial es una palabra horrible; con la ausencia, sintomática, lacaniana, de Scioli. De licencia. Por algún problema médico que no tuvo cuando jugó al fútbol con Moyano, que venía de reunirse con el Comité Nacional de la UCR.
YPF, Scioli, y la convocatoria a una movilización que coincida con los cacerolos de Recoleta. Una panzada de operaciones políticas.
Al Hijo Tonto de Moyano se le nota las costuras. Los paros, como el recientemente lanzado, con el apoyo de solamente 2 sindicatos, se hacen contra la patronal. Si el Hijo Tonto no estuviera de los dos lados del mostrador, el paro se haría, y se discutiría, con la patronal. No contra el gobierno nacional.
Se nota, se nota mucho.
El Grupo Conferencia de Prensa está ansioso por preguntarle a Cristina qué opina de este programa, aplicado por la derecha más recalcitrante en Chile, contra Salvador Allende. Mientras le dejan el micrófono al precario Gordo Canchero. Que desgrana un discurso brutal. Dueño de los camiones, se envalentona, contra La Cámpora. ¿Qué tiene que ver La Cámpora? Eso no se pregunta. No se lo preguntó la ultraizquierda chilena cuando se asoció, junto con los otrora también antagonistas entre sí, partidos Demócrata Cristino y Nacional, de Chile.
El Gordo Canchero, ni su papá, consiguieron la adhesión de los trabajadores de su gremio. Entonces, montan la escena, ya de local, diciendo vamos a un corte y enseguida volvemos. Los camiones, parados, quieren salir. No son Aviones no Tripulados, sino camiones, manejados por trabajadores. La que los frena es la patronal. Junto con barrasbravas, a los cadenazos, con el Gordo Canchero, como referente, convocando los días de gloria de su Papá. Cuando López Rega financiaba los cadenazos.
El método de patotear en las rutas está patentado por los Gánster de la Soja.
A Moyano, Papá, se le nota, que con Néstor, no se animaba.
Que con Cristina en el país, tampoco. Que sin la fuga, cobarde, de Scioli, menos. Que sin la reunión de diálogo y consenso con la UCR, menos. Que sin que Barrionuevo le ponga las patotas, menos. Que sin el Grupo Clarín, menos.
El Gordo Canchero de estas cosas no entiende. De estas cosas, como leer, aunque de manera equivocada, el plan que le arman, no entiende. El Gordo Canchero se va de boca. Se le nota la cadena que le sostiene los pantalones.
Hay algo bueno en todo esto.
Es el fin de las patotas sindicales.
Que tienen, digamos, "malhumor" por que van presos los consumados delincuentes. Que venden medicamentos truchos. Asesinan a militantes políticos. Organizan el trabajo esclavo. Es el fin de esos delincuentes que posibilitaron la flexibilización sindical.
El Bandorismo -mezcla de Vandor y de Bandido- teme que se reforme el sistema de salud, para hacerlo público. Quitándole la chequera que le regaló, a Vandor, el dictador Onganía.
Moyano eligió asociarse a la mafia. En solidaridad con los presos. Esa minoría de fascistas reclacitrantes que  lucran con los delitos más bajos posibles desde un sindicato.
Tiraron de la soga. Demasiado.
Con esa soga se van a ahorcar.
Será una soga imaginaria.
No se trata de las cadenas, reales, con las que han persuadido, desde López Rega a la fecha, las patotas. Que gracias a la ley de medios que apoyaron hoy se pueden presentar con anteojitos John Lennon y hablar, con tono canchero, de cosas inverosímiles, con aquellos que, en el fondo, los desprecian.
Paradojas que tienen las cadenas.